St. Cyril of Alexandria Roman Catholic Parish
A welcoming community of faith in the Roman Catholic tradition

Bulletin Date:
July 1, 2018

Highlights in this edition

Celebration of Independence Day, Quarterly Collection Maintenance & Grounds Fund, CPR and AED Training at the Parish, Winners of our 2018 Annual Feast Day Raffle, Diocese Offers a Youth Action Retreat

Puntos destacados en esta edición

Observando el Día de la Independencia, La Colecta Trimestral Fondo de Mantenimiento y Terrenos, Entrenamiento en RCP y DEA en la Parroquia,Los Ganadores de nuestra Rifa Anual Día de Fiesta 2018 , Diócesis Ofrece un Retiro de Acción Juvenil

O LORD, BE MY HELP

Today we encounter readings that draw us into the mystery of suffering and death. In the past few years we have witnessed the devastation of life and property through earthquakes and hurricanes. So many lifted their lament to God, simply asking, “Why?” This is an honest expression of anger toward a God who we believe is the giver of life. When we lose a loved one, we can wonder why the presence of Christ is not enough to make that person rise, even from death, as did the little girl in today’s Gospel passage. Again we raise our voices and ask, “Why?” At moments such as these, let us make the prayer of the psalmist our own: “Hear, O Lord, and have pity on me; O Lord, be my helper.” Let us pray that our mourning will one day be turned into dancing.

Copyright © J. S. Paluch Co.

AYÚDAME, SEÑOR

Hoy escuchamos lecturas que nos acercan al misterio de sufrimiento y muerte. En los últimos años hemos sido testigos de la devastación de vidas y propiedades a manos de tsunamis y huracanes. Muchos elevaron su lamento a Dios y preguntaron: “¿Por qué?” Esta es una expresión sincera de ira hacia un Dios que creemos da la vida. Cuando perdemos a un ser querido, puede que nos preguntemos por qué la presencia de Cristo no es suficiente para hacer que esa persona resucite, incluso de entre los muertos, como la pequeña niña del pasaje del Evangelio de hoy. Entonces alzamos la voz y preguntamos: “¿Por qué?” En momentos como estos, debemos acudir a la oración del salmista: “¡Escucha Señor y ten piedad de mí; Señor, socórreme”. Recemos para que nuestro luto algún día se convierta en danza.

Copyright © J. S. Paluch Co.