Bulletin Date:
February 25, 2018
Highlights in this edition
Our Parish Has a New Website, Annual Compliance Training, Arizona Charitable Tax Credit, Lucky Wishbone & Tucson Fire Department Team Up to Feed the Hungry, Lent 2018, Catholic Relief Services CollectionPuntos destacados en esta edición
Nuestra Parroquia Tiene una Página Web, Entrenamiento Anual de Cumplimiento, El Crédito Tributario Caritativo de Arizona, Lucky Wishbone & Departamento de Bomberos Se Unen para Alimentar al Hambriento, La Cuaresma 2018, Catholic Relief Services CollectionTHE OBEDIENCE OF ABRAHAM AND JESUS
God tested Abraham by asking not for an ordinary sacrifice, which would have been a partial burning with the meat divided between God and the people and eaten by those who sacrificed, but for a holocaust, a total burning of the sacrificial animal. This type of sacrifice consecrated the entire offering to God alone. This is what God was asking of Abraham in offering his only son, Isaac. When Abraham demonstrated his obedience, that was enough. This story from today’s scriptures foretells the completion of the blood sacrifices of the old covenant in the new covenant: the blood of God’s own Son, offered to us on the cross and in the Eucharist. Abraham’s obedience foreshadows the obedience of Jesus to God’s promise of salvation. The obedience of Abraham is rewarded in the birth to him, through Isaac, of many nations. The obedience of Jesus is rewarded in the salvation of all people for all time.
Copyright © J. S. Paluch Co.
LA OBEDIENCIA DE ABRAHAM Y JESÚS
Dios puso a prueba a Abraham pidiéndole no un sacrificio ordinario, el cual requería que se quemara parcialmente la carne y se dividiera entre Dios y el pueblo y fuera consumido por los que hacían el sacrificio, sino que le pidió un holocausto, la quema completa del animal expiatorio. Este tipo de sacrificio consagraba la ofrenda solo a Dios. Esto es lo que Dios le pedía a Abraham en su ofrenda de su único hijo, Isaac. Cuando Abraham demostró su obediencia, fue suficiente. El relato de la Sagrada Escritura de hoy predice la finalización de los sacrificios de sangre de la vieja alianza en la nueva alianza: la sangre del Hijo de Dios, la cual se nos ofrece en la cruz y en la Eucaristía. La obediencia de Abraham prefigura la obediencia de Jesús a la promesa de salvación de Dios. La recompensa de la obediencia de Abraham yace en el nacimiento, por medio de Isaac, de muchas naciones. La recompensa de la obediencia de Jesús yace en la salvación de todas las personas por los siglos de los siglos.
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